Cristo es un rey. San Ignacio de Loyola, en una meditación titulada, “La llamada del Rey”, nos invita a reflexionar en primer lugar, en los líderes carismáticos y las personas famosas que nos fascinan y luego, a tener en cuenta al Rey Eterno que quiere que nos unamos a él en su mission para corregir errores, derrocar el mal y curar enfermedades. Su misión es la misericordia.
San Ignacio pregunta: ¿Cómo puede alguien negar tal solicitud?
En el Evangelio de hoy, Cristo le dice a Pilato que su misión como Rey es “dar testimonio de la verdad”. Es decir, se trata de revelar el rostro de Dios a los hombres y a las mujeres. Él hace visible la misericordia de Dios. Él sana a los enfermos y da vista a los ciegos. Nosotros participamos en esta misión. Él nos fortalece para esta misión con su sangre y cuerpo. Salimos de aquí para hacer obras de misericordia en el mundo.
Hacemos esto primero en nuestras familias, luego en nuestra parroquia y finalmente en el mundo. Al igual que San Ignacio, ¿cómo podemos rechazar la llamada de un Rey tan grande?
Estamos a punto de comenzar el Año de la Merced, un año de jubileo decretado por el Papa Francisco. Una hermosa proclamación de la misericordia nos dice: “La misericordia es el llamado a ser un verdadero cristiano, que sigue el ejemplo de Cristo y se encuentra con Cristo en sus hermanos y hermanas que sufren. . . . Así como Dios, por su misericordia, siempre nos da una nueva oportunidad–un nuevo futuro, nuestra misericordia también da un futuro a nuestro prójimo y a un mundo que tanto la necesita” (Cardinal Walter Kasper. America. “The Message of Mercy” September 15, 2014. p.18.). ¡¿Cómo podemos rechazar su llamada?! Viva Cristo Rey!