Nochebuena (Lecturas de la Misa de Nochebuena)
Is 62: 11-12; Tito 3: 4-7; Lc 2: 15-20
Hoy nos enteramos de que el ángel Gabriel se le apareció a María para pedirle que fuera la Madre de Dios. Entonces escuchamos las palabras: “El ángel se fue de ella”. El ángel la dejó — la dejó sola, en la oscuridad. Ella tenía una gran responsabilidad. ¿Puede usted imaginarse cuan sola se sentía esta niña de 16 años de edad? El ángel se le apareció a José, también, y luego “se fue”. El evangelio de hoy, vuelve a decir que los ángeles “se fueron”, esta vez de los pastores. Para ti y para mí, a veces nos parece que llevamos nuestras cargas solos en la oscuridad, en el mundo.
Sin embargo, María le dijo “sí” al ángel. También lo hizo José. Lo mismo hicieron los pastores – todas personas humildes, como nosotros. Partieron en aparente oscuridad, al igual que nosotros. Pero no estaban solos.
Los ángeles y las estrellas nos visitan a nosotros, también. Quizás no sepamos lo que significan estas visitas al principio. Una vez más, María es nuestro modelo. Recordemos, María “medita … en su corazón.”
María y José no sabían hacia donde el viaje les llevaría. Son modelos para nosotros. El ángel y la estrella iluminan nuestros caminos, también. Debemos prestar atención.
La Navidad nos dice que la oscuridad no es todo. Cristo es la luz que nos salva de nuestra debilidad, nuestros pecados.
Los ángeles nos guían – en medio de nuestros problemas. El camino de José y de María fue difícil, pero sabían que Dios estaba con ellos. No estaban solos. Nosotros tampoco estamos solos. Emmanuel, Dios-está-con-nosotros.
Los ángeles nos guían a la Luz, Cristo. ¡Cristo está con nosotros! Cristo nace en nosotros – hoy y cada día – cuando recibimos su Cuerpo y su Sangre. Llevamos la Luz de Cristo, a nuestras familias, a todo el mundo.
¡Feliz Navidad!