Niños y niñas, hoy Cristo vendrá a vivir dentro de ustedes en una manera muy íntima. Él nunca les abandonará. Cuando reciban su primera comunión hoy, comenzarán a ser más como él. Van a querer a los demás más como él lo hace.
En unos momentos, se acercarán a la mesa del Señor para recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Todos somos pecadores. Sin embargo, el cuerpo y la sangre de Cristo que están a punto de recibir, perdona nuestros pecados. El Cordero de Dios quita el pecado del mundo.
A medida que crezcan, llegarán a ser los líderes de nuestra Iglesia. Cristo viviendo en ustedes les ayudará a construir el Reino de Dios en la tierra con sus familias y con todos los que aquí están presentes.
Nos sentimos muy orgullosos de ustedes hoy. Dios, nuestra Santa Madre María y todos los santos se sienten orgullosos de ustedes. Todos estamos felices hoy. Ustedes son la luz de nuestras vidas y de sus familias. Ustedes son nuestro deleite. Ustedes son nuestro deleite. ¿No es así?