Isaías 2: 1-5; Romanos 13: 11-14; Mateo 24: 37-44
Hoy es el primer domingo de Adviento. El Adviento es un tiempo de días oscuros, pero tenemos la creciente luz de velas en la corona de Adviento para ayudarnos a ver más. La luz de Dios ilumina aún más en la oscuridad. Esto es lo que representan nuestras luces de Navidad: la Luz de Cristo. La Iglesia nos recuerda que Cristo nos invita a todos a ver la luz, a recibir la luz. Preparamos[1] un espacio interior para la continua venida de Cristo en luz.
San Ignacio nos puede ayudar aquí también. Él nos da un ejercicio espiritual que conduce a la acción. Él dice: Imagínate en tu lecho de muerte [como Scrooge en A Christmas Carol]. Mira hacia atrás y contempla tu vida. ¿Cómo desearías haber vivido? ¿Qué decisiones quisieras haber tomado? Al hacer un ejercicio como éste, en estos días más oscuros del año, Dios puede instruirnos en sus caminos para que podamos caminar con mayor firmeza por sus caminos. Vemos la luz, pero debemos estar pendientes de su venida, sin saber cuándo o en qué “visitante” puede aparecer. Como Cristo hoy nos dice, puede venir “a una hora” en que “menos le esperamos”. Despiértanse. Manténganse despiertos. Estén atentos para su venida, ¡porque Cristo viene continuamente! ¡Cada día!
[1] Here in Spanish “Preparamos” means “we prepare” but somehow the imperative, “Preparemos, “ “Let us prepare,” seems more appropriate. Just a thought.